martes, 5 de abril de 2016

Siento que con cada paso que doy piso a alguien que quiero. Y avanzo. Pero hago daño. Y doy un paso atras y vuelvo a pisar y ya no se que es mejor.
Soy un torbellino de fallos y virtudes por pulir que tiene a demasiada gente volando aturdida. Y lo siento. Siento que tengais que vivir en un terremoto de emociones constante que agrieta a cualquiera. Siento que os salpique la lava de este volcan que erupciona cuando menos se espera, cuando parece inactivo. Y quiero que no lo hago a posta pero lo se. Que grito y desgarro. Que mi temperamento choca con el de la mayoria de personas que aún no saben manejarme. Que mis impulsos pillan por sorpresa a cualquiera. Y que mis decisones...mis decisiones a veces son de todo, menos acertadas. Porque yo o no vivo nada o lo.vivo todo, hasta la ultima consecuencia. Porque o voy de puntillas o me tiro de cabeza. Y porque no hay gamas de grises que valgan. Y luego hay días que me tumbo en mi almohada y la ahogo, y me siento egoista, y siento que no valoro, que lloro sin razones cuando tantas personas sonrien teniendo menos razones que yo para hacerlo. Y lloro por un cúmulo de acciones que se que os han hecho daño. Y os quiero. Y os quiero mejor de lo que he aprendido a quererme a mi misma. Y os fallo y me fallo. Y así hasta que aprenda a tomar decisiones. Y te fallo. Y me dices que te decepciono. Y me fallo y me digo que me decepciono. Que todo lo que defiendo a ultranza lo dejo a un lado en ciertos momentos.
Y llego a pocas conclusiones, pero llego a alguna. Y aprendo, de cada error y de cada paso en falso, de cada cara de decepción, de cada mirada al espejo con desprecio, de cada caída y de cada levantada a tiempo. Y a pesar de que son muchos los fallos siento que crezco por dentro. Asi que supongo que no esta mal acabar dando las gracias, aunque se que no leereis. Gracias por permitirme fallar. Por ayudarme a crecer. Por abrazar a este cactus que pincha. Gracias por no juzgarme. Gracias y perdón, que son las dos palabras que mas me cuesta pronunciar pero que más mereceis que pronuncie.

lunes, 4 de enero de 2016

Crecer. Esa palabra que tanto miedo esconde y tanto deseo a la vez. Todos queremos que pasen los días para que llegue eso que nos va a hacer tremendamente felices y después llega y pasa y llega otra cosa y así hasta que toca descolgar otro calendario más de la pared y tirarlo, cerrar otro año y decir adiós, hasta que de repente nos despertemos y hayamos vivido ya mucho más de lo que nos queda por vivir. Cuando de repente nos levantemos y ya no exista la ilusión por el día 6 de enero, ya no te importe irte a dormir el 31 de diciembre antes de las 12, llegará, porque es inevitable el paso del tiempo, el día en el que prefieras pasarte la noche viendo la tele en buena compañía y decidas colgar las lentejuelas en el armario, y decidas bajarte del tacón en el que con impaciencia te subiste a los 15, y ya den igual cuantas copas y ya den igual cuantas fiestas, porque el hecho de pensar en aguantar toda la noche subida en 12 cm nos dará escalofríos. Sí, puedes no creertelo, pero la vida son etapas, si no, mira hacia atrás, ¿eres la misma? ¿te gustan, acaso, los mismos tipos que empapelaban tu cuarto con sus flequillos hace unos años? La respuesta es evidente.
Yo, que con estos 17 recien estrenados quiero ansiosa que corra el tiempo para ser mayor de edad, me paro en seco a pensar pocos días después de haber estado sosteniendo una copa de Ron Barceló a las 5 de la mañana subida en 12 cm de tacón y llego a la conclusión de que el tiempo ya pasa suficientemente rápido como para darle aún más prisa, porque de repente mirare a mi al rededor y no tendré 18, tendré 25 y querré volver a esos 17, esos 17 que apagué con cierto enfado el día de mi cumpleaños, porque no era la cifra que quería encima de mi tarta. El tiempo corre, y posiblemente me queden fiestas de las que no querré irme y resacas que me harán pasarme el día en la cama, me acabaré comprando tacones que pese a su precioso aspecto imposibilitan a cualquier ser humano aguantar sobre ellos más de una hora, pero me los pondré, y me pasaré la noche diciendo lo que me duelen los pies, y bailaré y mi alrededor no notará que si puedo andar es por mera casualidad del destino. Y conoceré a alguien con el cual no me hagan falta fechas ni compromisos y a otros con los que querré que todo el mundo sepa que mantenemos una relación de máxima seriedad, porque la vida es eso, es conocer y aprender, es caer, es que te tiren y es, inevitablemente, tirar alguna vez que otra, a veces sin querer, a veces movida por un ataque de carácter e impulsividad, es reir a carcajadas y llorar desconsoladamente, es despeinarte mil veces y aguantar la humedad del levante en tu pelo durante toda la noche, mientras vas cada hora al baño a mirar si pareces un perrito de agua, la vida es ir y venir y disfrutar en cada viaje, pero sobretodo, y por encima de todo lo que he aprendido que es la vida, sé que lo que no quiero que sea la mia, es una carrera, es un arrancar las hojas de un calendario, es un "por favor que pase rápido el tiempo" porque el tiempo, una vez pasa, jamás vuelve a darte una segunda oportunidad.

domingo, 9 de agosto de 2015

Esa noche ella decidió dejar de ser lo que todos querían que fuese, quiso demostrar que era un torbellino de ambiciones acobardado por una sociedad que no deja ser, que quiere que seas, y te obliga a serlo, una sociedad que machaca y pisa a quien quiere cambiar el mundo, que te convence de que no podrás conseguir lo que te propones porque es dificil. Claro, lo mejor de la vida, es dificilisimo. Llegar a la Luna fue dificil, pero hay huellas humanas por alli arriba, y si las hay, es porque hay a quienes llaman ilusos que deciden demostrar que sus ilusiones pueden hacerse palpables.
Y esa noche ella decidió saltarse lo estipulado, correr a comprar los tacones mas altos y la falda mas corta de toda la tienda, y no para impresionar al personal de ningun garito, sino para sentirse imparable, como si esos tacones de 15 centimetros la acercaran a las estrellas. Y entonces se fue, y andaba con la seguridad de tener a unos pocos murmurando cuando pasaba, la seguridad que da que vayas donde vayas causes furor. Esa noche cantó como nunca, le enseñó a sus padres sus dibujos, los mismos que llevaba guardado desde hace años, y decidió que Econmía no era lo suyo, que quería diseñar.
SUEÑA, VIVE, DECIDE, porque no hay nada mejor que hacer lo que quieres, y hacerlo, con el alma.

jueves, 9 de julio de 2015

Me encanta la lluvia, las peliculas a medio acabar, las canciones tristes, el olor a sabanas recien lavadas, dormir, y escribir. Me encantan los momentos en los que alguien no puede parar de llorar, la vulnerabilidad del que cree que esta siendo debil pero que esta teniendo la valentia de enseñarte sus puntos debiles y su talon de aquiles, sabiendo que podrías usarlo algun dia en su contra. La sinceridad del que ya no puede más, y se enfada, y grita, y echa las cosas en cara. La eternidad de algunos momentos que sabes que no podrás repetir pero que rememoras en cada reunion de antiguos amigos. Me encanta saber echar de menos, aunque duela. Me encantan los abrazos de reconciliacion, y los de bienvenida, y las lagrimas de despedida, los "te echaré de menos" que sabes, que son verdad. Los "en seeerio" que pronunciamos todas al unísono cuando una de nosotras cuenta algo que no podemos creer. Me encanta cuando nos acordamos de lo que hemos vivido durante todos estos años, y cuando hablamos de donde queremos acabar y nos vemos todos juntos, como ha sido siempre. Me encanta pensar que algunas cosas, no van a cambiar. Me encanta que el tiempo no pase sobre algunas personas, que las miradas no cambien y las risas sigan sonando igual. Y me encanta porque es duro aceptar que las cosas cambian, que las personas crecen, maduran y se olvidan de muchas cosas, que se pierden valores, y se abandonan sueños, me da pena, que se dejen al lado las metas y las ambiciones. No puedo evitar que me de pena la gente que se complica la vida para elegir una carrera que le de dinero, y que vive toda la vida arrepintiendose. Las personas que ven en sus hijos una segunda oportunidad para continuar lo que de joven dejaron, y no saben, que vida hay una, y si hay algo que nunca se paran son las agujas de reloj, así que, llora, grita, echa de menos, vive, estudia para dedicarte a algo a lo que te dedicarias aunque fuese gratis, que de llegar al fin de mes, ya te encargaras cuando tengas que encargarte.

domingo, 5 de julio de 2015

Yo siempre seré la que soy, la misma que odia que la llames pero quiere que lo hagas, la que nunca soportará que estés pero se dará cuenta de que no estás, la que sonrie y llora a la vez sin motivos, la que se enfada cuando le apetece, y pasa de 0 a 100 en decimas de segundos sin que nadie la entienda, siempre seré la que odia correr pero corre, porque sabe, que a veces las prisas si son buenas, la que odia el paso del tiempo pero se pasa la vida esperando a que llegue algo (o alguien) y cuando pasa, espera otra cosa, la que siempre busca conseguir algo y cuando lo consigue siempre quiere más, porque soy inconformista.
Y por todo esto, no pido que me entiendas, porque se que no es facil, ni exijo que me acompañen en cada una de mis locuras, porque puedo hacerlas sola, por eso no quiero que seas dependiente, porque me agobio, pero te pido que me quieras, aunque sea un poquito, porque si no lo haces, se bien que querre que lo hagas.



Yo siempre seré la que soy, la misma que odia que la llames pero te pedirá que lo hagas, la que no soporta que estés pero no quiere que te vayas. La que sonrie y llora a la vez sin motivos, se enfada cuando le apetece y pasa de 0 a 100 en décimas de segundo  sin que nadie la entienda. Siempre seré la que odia correr, pero corre, porque sabe que a veces las prisas si son buenas. La que odia el paso del tiempo pero se desespera esperando que llegue algo, para verlo llegar y cansarse al segundo. Inconformismo a raudales.

Y por esto no pido que me entiendas, porque sé que no es fácil, entiendo que este manojo de

jueves, 5 de marzo de 2015

La vida es eso que pasa mientras le dices adiós a todo el que decide que tu vida ya no es su sitio, y aunque durante años haya estado tropezándome con los recuerdos de esas personas  y arrepintiéndome de abrirles la puerta una vez, amontonando las cosas que me dejaron como si hubiesen provocado en mi un síndrome de diógenes al que era incapaz de enfrentarme. Pero hoy, no miro con tristeza la puerta por la que un día salieron, hoy la abro para sacar fuera de mi todo pequeño recuerdo que no merece espacio en mi vida. Hoy no se si quiero odiarte por nunca tener claro si entrar o por sin hacerlo, desordenarlo todo como si de un huracán se tratase, o si quiero volverte a ver para decirte que dentro de mi siempre habrá una esquinita que lleve tu nombre. Hoy no me duele que sigan saliendo personas por esa puerta porque he aprendido a decir adiós y a reírme después de un portazo de alguien que en su día me descompuso, pero que hoy, ha hecho que este más recompuesta que nunca. Hoy no sé, y mañana, mañana no se si voy a saber mas que hoy, aunque apuesto que no, así que mañana tampoco tendré una respuesta, mañana tampoco sabré si quiero que entres y te quedes o si quiero por fin decirte adiós.

sábado, 31 de mayo de 2014

Dueña de mi felicidad, pese a quien le pese.

Hace tiempo que no se a quien escribo, el mismo tiempo exactamente que decidí que mis palabras valían mucho mas que cualquier idiota que decida entrar en mi vida para un rato, y luego largarse...sin previo aviso y arrasando con todo lo que pilla, pero la realidad es que, no puedes echar de menos algo que nunca has tenido, yo siempre he  escrito sobre un amor que sentía, yo sola supongo, un amor que llamemosle de manera sutil y por no desgarrar sentimiento,que no he de desgarrar, un amor complicado, que ha vivido mas en mi cabeza que con los pies en la tierra, pero tampoco me va mal, es decir que no necesito motivos para escribir ni ningún nombre que ronde mi cabeza mientras lo hago, porque hoy, segura como pocas veces en mi vida he estado (aunque aparentemente lo este siempre) puedo decir, y digo, que la felicidad en mi vida siempre me ha pertenecido y ahora, mucho más aun.