sábado, 31 de mayo de 2014

Dueña de mi felicidad, pese a quien le pese.

Hace tiempo que no se a quien escribo, el mismo tiempo exactamente que decidí que mis palabras valían mucho mas que cualquier idiota que decida entrar en mi vida para un rato, y luego largarse...sin previo aviso y arrasando con todo lo que pilla, pero la realidad es que, no puedes echar de menos algo que nunca has tenido, yo siempre he  escrito sobre un amor que sentía, yo sola supongo, un amor que llamemosle de manera sutil y por no desgarrar sentimiento,que no he de desgarrar, un amor complicado, que ha vivido mas en mi cabeza que con los pies en la tierra, pero tampoco me va mal, es decir que no necesito motivos para escribir ni ningún nombre que ronde mi cabeza mientras lo hago, porque hoy, segura como pocas veces en mi vida he estado (aunque aparentemente lo este siempre) puedo decir, y digo, que la felicidad en mi vida siempre me ha pertenecido y ahora, mucho más aun.
Recuerdo a la perfección, aunque no sepa por qué, el día que llegaste, como siempre, desprendiendo energía a raudales como uno de los mejores días de mi vida, como el día en el que no me hicieron falta más razones para saber que necesitaba un cambio de rumbo en mi vida, el día en el que la razón principal de empezar a cambiar fue verte, y que no tuvieras tiempo de mirarme, y yo que siempre he sabido que no era una más de cientos y mucho menos, en tu vida, más segura, mucho más segura de aquella hipótesis mía estaba cuando miraste a todas intentando que cualquiera de esas, fuese yo, y cuando me viste, que se que lo hiciste, apartaste la mirada, como no habías hecho con ninguna aquella noche.
Realmente y siendo sincera como pocas veces en mi vida puedo serlo, confieso que tu tampoco fuiste uno más, pero tampoco, fuiste uno mejor, aunque creyeras que sí, y aunque ahora, te joda saberlo, fuiste el único que consiguió a pulso salir de mis pensamientos, y por eso, y mucho más, hoy tengo que darte las gracias porque pocas veces he sido mas feliz que el día en el que por fin, y después de muchas noches en vela, empezaste a pasar desapercibido.